lundi 9 février 2009

Twilight


La casa estaba frìa. Ya habìa dìas que el fuego habìa desaparecido del hogar. Ventanas quebradas dejaban el viento entrar en las habitaciones y recorrer los corredores en ràfagas que desgarraban el papel pintado.
Pero, sentado en su sillòn cerca del hogar, el hombre no se movìa. El, que habìa sido tan activo en su vida, ya no se movìa. "El mejor vendedor que he conocido", le habìa llamado su jefe cuando se habìa jubilado. Pero ahora, ni siquiera se sobresaltaba cuando el viento arrojaba al suelo los cuadros colgados en las paredes.
No se movìa, porque estaba buscando algo. Qué hacìa antés, cuando no trabajaba ? Sonriò al pensar que él, el vendedor, habìa perdido su alma. Pero iba a encontrarla de nuevo. Tenìa que encontrarla.
Sus memorias eran borrosas, pero cuando la noche venìa, a veces, una pequeña imagen aparecìa delante de sus ojos ciegos. Era la imagen de una chica, muy joven, vestida como una monaguilla, y que bailaba sin parar. Bailaba y bailaba, hasta convertirse en una abeja enloquecida que volaba por todo el cuarto. Cada vez, el hombre viejo sonreìa cuando veìa a la pequeña bailadora, se asustaba cuando se convertìa en una abeja, y sentìa como una aguja en su corazòn cuando la ilusiòn se evaporaba en el aire de la noche.
Pero en aquella noche, la abeja no desapareciò. Estaba màs agitada que de costumbre, parecìa decirle algo al hombre. Pero él no la entendìa. La abeja luchaba contra el viento para quedarse delante de los ojos del hombre.
"Qué quieres? Quién eres?" le dijo él.
La abeja intentò contestar pero, en un momento de inatenciòn, fue propulsada en el hogar por una ràfaga. Los ojos ciegos del hombre la siguieron: en el hogar, la abeja habìa desaparecido, pero quedaba un reflejo de la luz de la luna.
"Cuànto tiempo he estado sin ver la luz de la luna?" se preguntò el hombre. "Cuànto tiempo llevo sin ver al sol? Cuànto tiempo llevo sin comer o beber?"
En el momento en el que lo comprendiò todo, el reflejo se tiñò de rojo. Del rojo de la sangre, del rojo de la vida que habìa perdido, de esta pequeña bailadora que habìa sido su vida y que ya no era nada màs que una ilusiòn.
La casa estaba frìa. Ya hacìa dìas que la vida habìa desaparecido del cuerpo del hombre viejo.
Ordinateur inadapté à la langue. Je pense à la résonnance.

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